La estimulación temprana y la integración sensorial son dos áreas cruciales para el desarrollo infantil. En este artículo, exploraremos cómo estas prácticas pueden impactar positivamente en los niños y cómo se relacionan entre sí.

Estimulación Temprana: La Base del Crecimiento

La estimulación temprana se aplica desde el nacimiento hasta los 5 años de edad. Su objetivo es maximizar las capacidades cognitivas, emocionales y físicas de los niños.

Algunos aspectos clave incluyen:

  • Plasticidad cerebral: Aunque la plasticidad cerebral se mantiene a lo largo de la vida, es en los primeros años cuando el cerebro es más maleable. La estimulación temprana puede moldear positivamente el cerebro a través de experiencias enriquecedoras.
  • Niños de riesgo: La evaluación del neurodesarrollo es esencial en neonatos de riesgo. Detectar signos de disfunción neurológica y aplicar intervenciones oportunas es fundamental.
  • Hitos de evaluación: Se recomienda evaluar el neurodesarrollo en momentos clave, como al término de la edad corregida, a los 3-4 meses, 6-8 meses, 12-14 meses y 18 meses. La estimulación adecuada en estas etapas es crucial.

Integración Sensorial: Un Enfoque Holístico

La integración sensorial se basa en el conocimiento profundo de las neurociencias. Su objetivo es entrenar y modificar el cerebro para integrar estímulos de manera consciente y adaptada. Algunos puntos relevantes son:

  • Percepción multisensorial: Nuestros sentidos organizan las sensaciones y afectan cómo percibimos el entorno y nuestro propio cuerpo. La integración sensorial es clave para el aprendizaje.
  • Espacios multisensoriales: Las multisalas sensoriales proporcionan un entorno rico en estímulos físicos y emocionales. Estos espacios benefician el desarrollo emocional, físico e intelectual de los niños.

La estimulación temprana es fundamental para el desarrollo de niños desde los cero hasta los seis años.

Durante este período, el cerebro tiene su mayor plasticidad, lo que significa que puede moldearse más fácilmente mediante experiencias positivas y ejercicios de estimulación.

La integración sensorial, basada en el conocimiento profundo de las neurociencias, nos ayuda a comprender cómo los estímulos afectan la percepción del entorno y el propio cuerpo.

Actividades de estimulación sensorial temprana

  1. Jugar con plastilinas de texturas diferentes o con arena: Estas actividades táctiles estimulan los sentidos y la coordinación motora.
  2. Envolver al niño entre tejidos de distintas materias: Proporciona sensaciones táctiles variadas y ayuda a la integración sensorial.
  3. Sentir el aire en la carita con un secador o un abanico: Estimula el sentido del tacto y la percepción del entorno.
  4. Andar descalzo sobre distintas superficies: Ayuda a desarrollar la conciencia corporal y la coordinación.
  5. Colocar peso en partes del cuerpo (mantas o peluches con lastre): Proporciona presión táctil y mejora la percepción del propio cuerpo.

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Referencias