30 de julio 2025
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición compleja del neurodesarrollo que abarca una amplia gama de características. Una de las áreas más desafiantes y a menudo incomprendida, son las sensibilidades sensoriales. Estas pueden influir profundamente en cómo una persona con TEA experimenta y se relaciona con el mundo.
El procesamiento sensorial en el TEA: Un mundo diferente
Las personas con TEA a menudo procesan la información sensorial de manera diferente. Esto no es solo una preferencia, sino una característica neurológica inherente. Pueden experimentar los estímulos de forma amplificada (hipersensibilidad) o disminuida (hiposensibilidad).
Esta desregulación sensorial afecta cómo el cerebro registra, modula e interpreta las sensaciones. El sistema nervioso puede ser abrumado por estímulos comunes o, por el contrario, necesitar una intensidad mayor para registrar la información (Miller et al., 2007).
Comprender estas diferencias es crucial para brindar un apoyo efectivo. Lo que para una persona es neutro, para otra con TEA puede ser doloroso o, por el contrario, indetectable.
Hipersensibilidad: Cuando «demasiado» es la norma
La hipersensibilidad se manifiesta como una reacción exagerada a estímulos que la mayoría de las personas toleran. Un sonido bajo puede ser ensordecedor, una textura suave puede resultar irritante o un olor sutil, abrumador. Esto puede generar ansiedad y evitación.
Ejemplos comunes incluyen:
- Auditiva: Taparse los oídos ante ruidos cotidianos (secador de pelo, licuadora).
- Táctil: Rechazo a ciertas texturas de ropa o alimentos; aversión a ser tocado.
- Visual: Malestar ante luces brillantes o patrones visuales complejos.
- Olfativa/Gustativa: Fuertes reacciones a olores o sabores específicos; selectividad alimentaria extrema.
Para el cerebro con hipersensibilidad, el flujo constante de estímulos se convierte en una sobrecarga. Esto puede llevar a un colapso sensorial o «meltdown», que no es una rabieta, sino una respuesta fisiológica al estrés extremo.
Hiposensibilidad: Buscando más estímulos
La hiposensibilidad es la necesidad de una cantidad inusualmente alta de estímulos para que el cerebro los registre. La persona puede parecer ajena a sensaciones que otros notan, o incluso buscarlas activamente.
Ejemplos comunes incluyen:
- Búsqueda de presión profunda: Apretar objetos, chocarse, abrazos muy fuertes.
- Poca reacción al dolor/temperatura: No notar cortes o quemaduras, no sentir frío o calor.
- Búsqueda de movimiento: Necesidad constante de balancearse, girar, correr.
- Exploración oral: Llevarse objetos a la boca más allá de la edad esperada.
- Búsqueda visual: Mirar luces intensas, mover objetos delante de los ojos.
En este caso, el cerebro no recibe suficiente información para sentirse organizado o «despierto». La búsqueda de sensaciones es un intento de regularse a sí mismo y obtener la entrada sensorial necesaria.
Estrategias de apoyo y adaptación
Comprender la base sensorial de ciertos comportamientos es el primer paso. Luego, podemos implementar estrategias para crear un entorno más adaptable. La terapia ocupacional con enfoque en integración sensorial es clave (Lane et al., 2012).
- Identificar desencadenantes: Observa qué estímulos parecen causar malestar o fascinación.
- Crear un ambiente sensorialmente amigable: Reducir ruidos, usar iluminación tenue, ofrecer opciones de texturas de ropa suaves.
- Proporcionar «dietas sensoriales»: Actividades estructuradas y personalizadas para satisfacer las necesidades sensoriales. Por ejemplo, pausas para movimiento o tiempo en un espacio tranquilo.
- Herramientas de autorregulación: Ofrecer objetos para morder, chalecos con peso, auriculares con cancelación de ruido o juguetes sensoriales.
- Preparación para cambios: Anticipar transiciones y entornos nuevos explicando lo que pueden esperar a nivel sensorial.
La intervención de profesionales: Terapia Ocupacional
Un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial es fundamental. Evalúan el perfil sensorial del individuo y diseñan intervenciones para ayudar al cerebro a procesar y organizar la información sensorial de manera más eficiente.
Las terapias no buscan eliminar las sensibilidades, sino enseñar al individuo y a su entorno a gestionarlas. Esto permite una mejor participación en la vida diaria y un mayor bienestar. La meta es la autorregulación y la capacidad de funcionar en diversos contextos.
Comprender y apoyar las sensibilidades sensoriales en el TEA es un acto de empatía y conocimiento. Al adaptar el entorno y brindar herramientas, ayudamos a las personas con autismo a vivir de forma más cómoda y plena, maximizando su potencial (American Occupational Therapy Association, 2014).
Referencias.
American Occupational Therapy Association. (2014). Occupational Therapy Practice Framework: Domain and Process (3rd ed.). American Journal of Occupational Therapy, 68(Suppl. 1), S1–S48.
Lane, S. J., Mailloux, Z., Schoen, S. A., White, B., Roberts, T. D., Delgado, C. E., & Schaaf, R. C. (2012). Neural Foundations of Sensory Integration. Journal of Neurodevelopmental Disorders, 4(1), 1-15.
Miller, L. J., Anzalone, M. E., Lane, S. J., Cermak, S. A., & Osten, E. T. (2007). Concept, theory, and measurement in sensory integration. American Journal of Occupational Therapy, 61(2), 174-188.


