15 de julio 2025
La tartamudez puede ser una fuente de preocupación para muchas familias. Es fundamental desterrar los mitos y comprender las realidades de esta condición para ofrecer el mejor apoyo. Conocer sus características y cómo actuar puede marcar una gran diferencia en la vida de un niño.
¿Qué es la tartamudez? Más allá de un tropiezo
La tartamudez (o disfemia) es un trastorno de la fluidez del habla. Se caracteriza por interrupciones en el flujo normal, como repeticiones de sonidos, sílabas o palabras, prolongaciones de sonidos y bloqueos. Estas disfluencias son involuntarias y pueden ir acompañadas de tensión física.
Es crucial distinguirla de las disfluencias típicas del desarrollo. Muchos niños pequeños pasan por un período de repeticiones mientras aprenden a organizar sus pensamientos y palabras. La tartamudez, sin embargo, es más persistente y disruptiva.
Mitos comunes sobre la tartamudez
Existen muchas ideas erróneas sobre la tartamudez que pueden generar culpa y ansiedad. Es hora de aclararlas:
- Mito: La tartamudez es causada por nerviosismo o ansiedad.
- Realidad: Si bien la ansiedad puede exacerbarla, la tartamudez tiene una base neurobiológica. No es una debilidad de carácter o emocional.
- Mito: La tartamudez se debe a una mala crianza.
- Realidad: No hay evidencia científica que relacione la tartamudez con el estilo de crianza. Es una condición compleja del neurodesarrollo.
- Mito: Si se le llama la atención al niño, dejará de tartamudear.
- Realidad: Esto puede empeorar la tartamudez y generar ansiedad comunicativa. Presionar al niño puede ser contraproducente.
- Mito: Los niños superan la tartamudez sin ayuda.
- Realidad: Aunque muchos casos de disfluencia temprana se resuelven, la tartamudez persistente requiere intervención profesional.
Las bases neurobiológicas de la tartamudez
La investigación actual sugiere que la tartamudez tiene un fuerte componente genético y neurobiológico. Estudios de neuroimagen han revelado diferencias en la estructura y función cerebral de las personas que tartamudean. Esto afecta las redes implicadas en la planificación y ejecución motora del habla.
Se han observado diferencias en áreas como la corteza prefrontal, el núcleo basal y el cerebelo. Estas regiones son clave para la coordinación de los movimientos y la fluidez lingüística (Smith & Weber, 2017). Es una condición de origen complejo.
Las anomalías en el procesamiento auditivo-motor también se han identificado. Esto significa que el cerebro puede tener dificultades para integrar la información auditiva (cómo suena la propia voz) con la planificación de los movimientos del habla (Foundas et al., 2001).
¿Cómo apoyar a un niño que tartamudea?
El apoyo familiar y del entorno es crucial para el bienestar y la fluidez del niño. Aquí hay estrategias prácticas:
- Escucha activa y paciente: Permite que el niño termine lo que quiere decir sin interrumpirle. Mantén el contacto visual y un lenguaje corporal relajado.
- Habla de forma pausada: Modela un ritmo de habla más lento y calmado en casa. Esto reduce la presión comunicativa sobre el niño.
- No completes sus frases: Dale tiempo suficiente para que exprese sus ideas. Completar sus palabras puede generar frustración.
- Reduce las preguntas excesivas: Evita interrogarlo constantemente. Fomenta conversaciones naturales donde el niño sienta que puede expresarse libremente.
- Valida sus sentimientos: Reconoce si se siente frustrado o avergonzado, pero evita centrarte en la tartamudez. Enfócate en el mensaje que quiere transmitir.
- Busca ayuda profesional: Si la tartamudez persiste por más de 6-12 meses, empeora, o genera angustia en el niño, consulta a un logopeda o fonoaudiólogo. La intervención temprana es muy eficaz (Yairi & Ambrose, 2005).
El camino hacia la fluidez y la confianza
La tartamudez puede ser un desafío, pero con el apoyo adecuado, los niños pueden desarrollar estrategias para manejarla. El objetivo no siempre es «curar» la tartamudez, sino ayudar al niño a comunicarse de manera efectiva y con confianza.
Un entorno comprensivo y pacientes educadores son fundamentales. Fomentar una comunicación abierta y sin juicios es el mejor regalo. El camino es de aprendizaje y crecimiento para toda la familia.
Referencias
Foundas, A. L., Corey, D. M., Corey, J. C., & Kaplan, E. (2001). Atypical cerebral laterality in persons who stutter. Neurology, 57(10), 1874-1877.
Smith, A., & Weber, C. (2017). How does the brain produce fluent speech? Integrating current views. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 60(9), 2311-2321.
Yairi, E., & Ambrose, N. G. (2005). Early childhood stuttering: For clinicians by clinicians. Pro-Ed.


